Según un estudio de la consultora internacional PWC, siete de cada diez consumidores españoles expresan su deseo de llevar una vida más sostenible. Esta tendencia no solo repercute en industrias como la textil, la alimenticia y otros sectores de consumo masivo, sino también en el ámbito del uso de inmuebles. Ante este escenario, se vislumbra una verdadera oportunidad para el crecimiento de la arquitectura sostenible en nuestro país.
En este artículo, abordaremos una definición amplia de este enfoque de diseño, sus características distintivas, las tendencias que influyen en él y los certificados más relevantes que respaldan la sostenibilidad en la construcción.
La arquitectura sostenible es aquella con la capacidad para integrar de manera armoniosa una estructura con sus entornos ecológico y social. Su meta es reducir el impacto ambiental negativo a lo largo de todo el ciclo de vida del inmueble, desde la extracción de materiales hasta su desecho y reciclaje, pasando por la fase de construcción y el uso cotidiano.
Desempeña un papel protagónico en el amplio acuerdo global de la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. El noveno objetivo se centra en el desarrollo de infraestructuras, e incluye áreas como el transporte, el riego, la energía y las tecnologías de la información. Por su parte, el décimo primer objetivo se enfoca en la transformación de las ciudades para que estas ofrezcan buenas condiciones de vida a miles de millones de personas que actualmente se hallan en áreas marginadas, a la vez de que se busca reducir la inmensa contaminación que generan las grandes urbes.
Considerando la necesidad imperiosa de construir o reformar cientos de miles de inmuebles a nivel global, y el hecho de que solo en Europa los edificios generan el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero, queda claro que es prioritario encarar este desafío con la perspectiva de la arquitectura sostenible.
Esta perspectiva puede concretarse con la aplicación de componentes, propósitos y procesos centrados en la responsabilidad medioambiental (Chansomsak, Sant & Vale, Brenda. 2008). Cada uno de estos aspectos es fundamental, y si alguno falla, la edificación no puede considerarse verdaderamente «verde», ecológica o sostenible.
En cuanto a los componentes, utilizar materiales reciclables o renovables es una medida común, pero también limitada si se considera de manera aislada. Esta aproximación, por sí sola, no es suficiente para garantizar la sostenibilidad de una obra arquitectónica.
En lo que respecta a los propósitos, depende del arquitecto y del diseñador establecer metas de sostenibilidad que pueden abarcar desde el bienestar humano hasta la conservación del entorno natural.
Por último, en cuanto a los procesos, se refiere a que el diseño arquitectónico en sí mismo contribuya a la sostenibilidad. Este enfoque implica una visión sistémica donde la obra se considera dentro de múltiples procesos interconectados, incluyendo tanto las actividades humanas como los fenómenos naturales que ocurren a su alrededor.
En este máximo nivel de sostenibilidad, se busca unificar la obra con su contexto y promover la sostenibilidad en todas las dimensiones posibles, reconociendo que las mejoras no finalizan con la conclusión de la construcción, sino que continúan durante el uso del edificio e incluso cuando este ha alcanzado el final de su vida útil.
Sostenibilidad débil y fuerte: Es llamada “sostenibilidad débil” aquella con una visión antropocéntrica, preocupada solo por el bienestar humano y por el ahorro de recursos económicos, mientras que la “sostenibilidad fuerte” es la que prioriza la conservación del entorno natural, incluso a costa del mayor beneficio económico, porque entiende que, sin los recursos naturales, no hay desarrollo humano posible. Esta última postura es la que múltiples autores ecologistas privilegian, aunque sea en la práctica más desafiante para su concreción.
Como se vio en el apartado anterior, el concepto de arquitectura sostenible posee una complejidad inherente, por lo que a continuación se busca mayor precisión a través de sus características más comunes.
Las siguientes son aquellas que, como mínimo, una edificación debe presentar para optar a la categoría de sostenible:
La arquitectura sostenible se relaciona con otras corrientes teóricas y prácticas del ámbito del diseño y la construcción, destacando la construcción industrializada, el diseño biofílico y el diseño bioclimático.
No se puede afirmar que un concepto derive de otro, es decir, que la arquitectura sostenible proceda del diseño bioclimático o viceversa. Sin embargo, es correcto mencionar que las tres tendencias mencionadas convergen en la producción de edificaciones más sostenibles.
La construcción industrializada implica que gran parte, tal vez la mayor parte, de los componentes de la obra se fabriquen fuera del lugar final del edificio, generalmente mediante el uso de maquinaria que automatiza dicha producción.
Otra característica relevante de la construcción industrializada es su enfoque típicamente seco, utilizando anclajes mecánicos para unir las partes de los inmuebles. Esto contribuye a dos aspectos alineados con la arquitectura sostenible: la reducción significativa de residuos durante la construcción y la oportunidad real de reutilizar o reciclar piezas.
El diseño biofílico, aplicado a la arquitectura y la construcción, consiste en integrar de manera coherente elementos naturales en los espacios habitables, ya que se sostiene que esto tiene beneficios emocionales y físicos para las personas.
En la práctica, esto puede incluir la preferencia por materiales de construcción naturales como la madera o la roca, así como la incorporación armoniosa de plantas, cuerpos de agua y otros elementos.
La teoría del diseño biofílico insta a los arquitectos a considerar la naturaleza como un elemento necesario en una obra, en lugar de un obstáculo a eliminar, lo que claramente conduce a un modelo de desarrollo más respetuoso con el medioambiente.
Finalmente, está el diseño bioclimático, que se asocia más estrechamente con la construcción sostenible. El diseño bioclimático busca regular la temperatura de los edificios y optimizar su eficiencia energética mediante el diseño y la selección de materiales.
Dado que los edificios son responsables del 40% del consumo energético de la Unión Europea y el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente durante su construcción, uso, renovación y demolición, la tendencia del diseño bioclimático es una de las más relevantes en el campo de la arquitectura sostenible.
La arquitectura sostenible debería ser el estándar dominante en la construcción, pero lamentablemente no lo es.
De acuerdo con datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, vinculado al Ministerio para la Transición Ecológica, más del 80% del parque de viviendas en España carece de eficiencia energética, lo que significa que la mayoría de los edificios no son sostenibles.
Por esta razón, aquellos que realmente adoptan prácticas sostenibles buscan obtener certificaciones que respalden esa cualidad, las cuales también contribuyen a mejorar la reputación tanto del edificio como del arquitecto asociado a él.
Es importante destacar que estas certificaciones se conceden únicamente a obras que cumplen con estándares rigurosos, lo que excluye a aquellas empresas que intentan practicar el «greenwashing» (es decir, utilizar el lenguaje de la sostenibilidad sin un compromiso real con la causa).
Dicho esto, a continuación se presentan los certificados de sostenibilidad más relevantes en el ámbito de la arquitectura.
El dato: España fue, en 2023, el líder europeo en cantidad de proyectos LEED, y ocupó el séptimo lugar en el ranking a nivel mundial que presenta la entidad certificadora Green Business Certification Inc. España consiguió esta mención en el ranking gracias a 169 obras que abarcaron 2 001 457,14 m2.
La tendencia de las apuestas sostenibles en el ámbito del diseño y la arquitectura está en alza, tanto en España como en el resto del mundo, con un número creciente de proyectos que buscan certificar sus esfuerzos para reducir el impacto ambiental.
En Savia, como expertos en piezas de madera maciza, especialmente para fachadas y tarimas, desarrollamos nuestros productos con materia prima proveniente de explotaciones forestales certificadas y homologadas. De esta manera, cualquier edificio que utilice nuestras lamas de madera estará fortaleciendo su expediente para obtener una certificación sostenible.
Además, la madera es un material que, cuando se emplea en las envolventes de fachada, contribuye a reducir la huella de carbono y aumentar la eficiencia energética del edificio.
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