En la actualidad, es común observar andamios cubriendo edificios en calles de grandes ciudades y pueblos, donde se llevan a cabo trabajos de rehabilitación de fachadas.
Estos trabajos se han vuelto tan numerosos debido, en parte, a las exigencias legales y estímulos financieros que las autoridades proporcionan, pero también porque ofrecen una serie de beneficios muy valorados.
Las fachadas representan la cara exterior de un inmueble y, más allá de su función estética, condicionan el nivel de confort dentro del edificio e, incluso, su consumo energético.
Ante la creciente popularidad de estas obras, este artículo explora qué es la rehabilitación de fachadas, sus beneficios, las ayudas gubernamentales disponibles e incluso resalta por qué la madera es un recurso ideal en estos casos.
La rehabilitación de fachadas y edificios es una medida preventiva destinada a corregir posibles patologías del edificio, mejorar su aspecto exterior, modernizarlo e integrarlo en su entorno.
Un mantenimiento deficiente de las fachadas resulta en un deterioro del espacio público y de las condiciones de vida de los propietarios, inquilinos y vecinos.
La rehabilitación de fachadas se vuelve obligatoria para aquellos inmuebles cuyo deterioro exterior sea significativo, de acuerdo con la Ley 49/1960, de 21 de julio, sobre propiedad horizontal.
Dicha ley establece que son obligatorias las acciones que «resulten necesarias para el adecuado mantenimiento y cumplimiento del deber de conservación del inmueble y de sus servicios e instalaciones comunes, incluyendo en todo caso, las necesarias para satisfacer los requisitos básicos de seguridad, habitabilidad y accesibilidad universal, así como las condiciones de ornato y cualesquiera otras derivadas de la imposición, por parte de la Administración, del deber legal de conservación”.
Además de las exigencias que pueden ser impuestas por la Administración y las leyes, es importante destacar que en la actualidad la rehabilitación de fachadas cuenta con significativos incentivos fiscales, los cuales analizaremos más adelante.
La recuperación de una fachada conlleva diversas ventajas tanto para los usuarios como para los propietarios del inmueble. Entre ellas, se pueden mencionar los siguientes:
• Mejora del valor estético: dependiendo del material seleccionado, la nueva apariencia del edificio puede significar un cambio de identidad notable, lo que añade un gran atractivo al inmueble. Por ejemplo, la madera maciza, tiene un efecto especial cuando se utiliza en fachadas, gracias a su calidez y belleza natural.
• Optimización de la eficiencia energética: existen sistemas de fachada que logran excelentes niveles de aislamiento térmico, lo que contribuye significativamente a la reducción del consumo de energía por parte de los usuarios.
• Prevención del deterioro acumulado: los daños en una fachada desgastada pueden comenzar siendo superficiales, pero si se descuida su reparación, pueden afectar eventualmente partes críticas del edificio.
• Reducción de riesgos para la seguridad: el menoscabo de una fachada puede ocasionar una acumulación de agentes contaminantes, que son causantes de enfermedades, o incluso un debilitamiento estructural capaz de provocar accidentes, especialmente en edificios antiguos.
• Preservación del patrimonio urbano: en ciudades con un parque de edificios históricos, la restauración de fachadas es fundamental para mantener la integridad de los inmuebles, especialmente aquellos con un valor cultural o arquitectónico significativo.
• Revalorización del inmueble: la combinación de todas las ventajas mencionadas anteriormente, convierten la rehabilitación de fachadas en un método efectivo para mantener e incluso aumentar el valor de una propiedad.
Este es otro aspecto crucial de la rehabilitación de fachadas que merece un apartado especial en este artículo.
Desde hace algún tiempo, las autoridades ofrecen incentivos fiscales y ayudas directas para la recuperación y mantenimiento de edificios, y dan especial importancia a la aplicación de mejoras en fachadas y revestimientos sobre todo si estas intervenciones contribuyen a mejorar la clasificación energética del edificio.
Destaca el Programa de Ayudas para la Rehabilitación Integral de Edificios Residenciales y Viviendas, financiado con los fondos de ayuda europea Next Generation EU, los cuales son gestionados a través de las Comunidades y Ciudades Autónomas.
Este programa tiene como objetivo llevar a cabo hasta 510.000 actuaciones de renovación de viviendas para el segundo trimestre de 2026, con la meta de reducir al menos un 30% del consumo de energía no renovable, al descarbonizar y disminuir la demanda de calefacción.
Con una asignación de 3.420 millones de euros, este plan abarca diversas obras, que incluyen:
Las obras subvencionables pueden ser iniciativas impulsadas por los ayuntamientos, comunidades de vecinos e, incluso, individuos. Las vías de financiación incluyen subvenciones directas, deducciones de IRPF y avales ICO.
Es fundamental subrayar que la distribución y ejecución de los fondos se llevan a cabo a través de las diferentes comunidades autónomas, por lo que se aconseja que las partes interesadas se comuniquen con las autoridades locales para obtener información detallada.
A modo de ejemplo, se puede citar la información proporcionada por la Comunidad de Madrid en relación a los importes subvencionables. Se establece que la cuantía de la ayuda variará según el uso del inmueble (residencial o comercial) y el nivel de ahorro energético logrado.
A medida que las mejoras en la fachada contribuyan a un mayor rendimiento energético del edificio, el monto de la ayuda aumentará, pudiendo llegar hasta los 18.800 euros cuando el ahorro energético supere el 60%.
Existen múltiples sistemas para rehabilitar una fachada, pero dos resaltan en el contexto de la búsqueda de una mejora energética del inmueble: la fachada ventilada y el sistema SATE.
La fachada ventilada emplea lamas a lo largo de las paredes exteriores, los cuales son fijados con rastreles y tornillos. Los listones también pueden tener algún sistema de unión machihembrada entre ellos mismos.
La característica más relevante de una fachada ventilada es la separación entre el revestimiento y la pared cubierta. Se deja un espacio entre ambos para permitir la circulación del aire, lo que contribuye al enfriamiento o conservación del calor según sea necesario.
La capacidad aislante de la fachada ventilada, especialmente aquellas hechas con madera, permite evitar cambios bruscos de temperatura.
La ligereza de la madera de pino termotatado Thermopine de Savia la convierten en una opción ideal para rehabilitaciones donde el soporte resistente previo puede ser suficiente para soportar sistemas más pensados al no haber sido concebido para tal fin.
Por otra parte, se encuentra el Sistema de Aislamiento Térmico Exterior (SATE), que contrasta con las fachadas ventiladas al aplicar los materiales aislantes directamente sobre la pared.
Entre estas capas, se usan materiales de aislamiento como el poliestireno expandido (EPS), poliestireno extruido (XPS) o lana mineral.
El proceso de instalación inicia con la fijación del material aislante mediante un adhesivo adecuado. Luego, se aplica una capa de mortero con malla y refuerzos para aberturas y esquinas, la cual se deja secar al menos durante 24 horas. Posteriormente, se añade una segunda capa y se espera otro período de 24 horas para su secado completo.
Una vez que el mortero está completamente seco, se aplica una capa de imprimación para mejorar la adherencia, con un tiempo de secado mínimo de 48 horas según las indicaciones del fabricante.
Después de este tiempo, se procede a aplicar un acabado que puede ser grueso, fino, con textura rugosa, rayada o lisa, y además, hidrófugo y plástico.
Entre los materiales recomendados para la instalación de fachadas, la madera sobresale debido a las prestaciones que ofrece, las cuales se suman a la estética inigualable de la madera natural.
La madera es, en primer lugar, un material sostenible por excelencia. Es renovable, su instalación es sencilla y seca, y además es reciclable.
De hecho, se ha demostrado que la madera en construcción es el material menos contaminante a lo largo de todo el ciclo de vida de una obra, desde la edificación misma hasta el uso y eventual fin de la vida útil de los recursos empleados.
Si, además, se trabaja con madera certificada con sello PEFC, se garantiza que la extracción de la madera se realiza en masas forestales gestionadas de forma ética y totalmente responsable, y es una elección que suma puntos a que el edificio reciba certificados como el LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental).
Asimismo, no se puede dejar de mencionar que, comparativamente, la madera es un excelente aislante térmico, propiedad que incrementa todavía más con un proceso de termotratado, que permite que las lamas de madera alcancen con solvencia una clase de uso 3, totalmente apta para el exterior.
En Savia, hemos colaborado en diversos proyectos de aplicación de fachadas de madera, abarcando sectores residenciales, comerciales, entidades públicas y centros educativos, entre otros. Las siguientes imágenes corresponden a algunos de estos casos.
Ya sea que representes una empresa especializada en la rehabilitación de fachadas o seas un particular interesado en aprovechar las ayudas gubernamentales para mejorar la eficiencia energética de tu propiedad, en Savia estamos listos para proporcionar piezas de madera ideales para este tipo de proyectos.
Nos destacamos por producir madera de alta calidad, proveniente de bosques certificados y tratada para que alcance un rendimiento óptimo en exteriores.
No dudes en ponerte en contacto con nosotros a través de nuestro correo electrónico holasavia@savia.gal o simplemente completando nuestro formulario de contacto. Estaremos encantados de responder a tus consultas y brindarte la asistencia que necesites.
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